viernes, septiembre 23, 2005

Búscate otro perro que te ladre princesa...



Todas, sin excepción, toditas las mujeres de este mundo, miran con admiración al galán de la amiga, comentando con una envidia enrojecedoramente húmeda, lo bien que la trata, lo guapo que es, como la saca a comer, al teatro, de viaje. Los regalos, las caricias, el como la mira y admira, el como camina y se ríe, lo entretenido que es, lo redondito que tiene el poto. Luego esto da para pensar que esperan que uno las trate como princesas.

Pobre desgraciado el que cometa este error, no señores (o señoritas, la regla no excluye a parejas del mismo sexo) cuando la agraciada le toca el turno y atrapa en sus manos o sábanas a ese especimen que tanto idolatraron en la vecina, automaticamente y como por arte de magia ya no es deseable tanto mimo.
¿Por qué las mujeres son zapatillas Power? ¿por qué se portan bien si se las trata mal?
Hace un tiempo salí con una chica que decía querer paz, que no quería mas frescos en su vida, que no quería que la engañaran, que no le gustaban los chocolates pero si las flores y que tenía un par de rollos menores. Yo por mi parte venía de portarme pésimo, bien rockero, fresco a morir y con buenos resultados.
Todas sabían que salía con otras, o al menos lo sospechaban, "pulsionando en buena" diría Garlock un amigo guionista, me paseaba de poto en poto con tranquilidad y una caja de condones, jugando a piaccere.
La guapa al ser abordada entró suavecita en la pulsión y yo agotado de la aveturilla loca, caí de hocico al fracaso. La saqué a comer, al cine, a bailar, le hice desayuno y le compré flores, le dí toda la libertades que una mujer querría tener (esas que debí haberme seguido tomando yo) peiné la alfombra y trapeé la cocina. La guapa duró menos que un pedo en un canasto.
Cuando ví que la perdía, le juré de guata que era un care raja, que mi perversidad no tenía límites, que era malo de maldad absoluta. No me creyó ni medía palabra. Me dijo que era un lindo y que tenía que resolver "ene cosas", que no me quería perder como amigo, incluso que estaba dispuesta a cuidarme si algo me pasaba. ¡¡¡Pendejadas!!! pensé para mis adentros, pero solo atiné a decirle que no se preocupara que yo estaría bien, pero que no tenía ganas de verla por un rato.
Tendría que haberle dado pruebas de mi satanismo y haberla mandado a la reconcha e' su madre. Solo para recuperar ese rockerito que llevo dentro. Pero no tenía muchas ganas y en cambio me quede pensando en algún numero de teléfono para sacarme las balas.
tut tut tut tut... Alo ¿cómo estamos pa un porrazo?
En media hora tenía la calentura solucionada y el orgullo repuesto. Realmente era quién decía ser. Realmente era quién no quería ser.
No quiero ser un perro, ni un hijo de la gran puta. Quiero querer en paz, no es mucho pedir.
Si alguna servidora, sinceramente, quiere un descanso de las guarradas de otros malulos como yo, véngase y nos ponemos de acuerdo desde el principio, bondad sin mamonerías y frescura privada es la oferta. Eso si, para que sea tratada como princesa compórtese como tal.

martes, septiembre 20, 2005

Quiero pasar nueve noches contigo


Si... la verdad ante todo, al menos tres belleza indomables me han partido el corazón y lo he disfrutado con todo mi llanto.
Dichas mis descargas puedo encomendarme a la taréa de perseguir el mito mas buscado por el hombre desde Zéus, esa bendita mujer que tenga la delicadeza, la paciencia y la meastría para abocarse a los placeres carnales con este servidor por la novedosa cifra de nueve noches seguidas.

Así es señoritas o señoras (Nada es para siempre), lean mis lineas y siéntanse parte de la invitación.

Cuenta el mito que el ganoso Dios de los griegos, luego de haber desposado a cuatro mujeres, se encargo de desvirgar sin tapujos por nueve noches erguidas (a si debe haber sido) a la diosa Mnemosine reina de la memoria, extraña cifra si logro entender que el cuerpo femenino goza solo de 7 orificios.

De esta desenfrenada odisea nacieron en parto múltiple, de una sola vez (no en cuotas como las entregan las mortales) "Las musas", metáforas de lo que el hombre busca para su plenitud con una mujer, para descansar de la heridas y encontrar la paz tan anhelada. La salvación redentora, la satisfacción de la pareja ideal, esa que buscamos a tropezones y violaciones de cuerpos que no logran parir las delicias que paso a describir:


  1. Calíope, la de bella voz: Es la musa de la poesía épica, aquella que no habla para contar sus hazañas, ni cobra sentimientos si no las recordamos, aquella que no grita sus triunfos para enrostrarte tus fracasos, ni levanta la voz para hacerse escuchar, solo basta la firmeza de su palabra o su lengua para caer rendido ante sus encantos.
  2. Clío, la que ofrece gloria: Es la musa de la Historia, la que recuerda esos pequeños detalles, como la vez que deslizaste tu mano con sutileza hasta donde termina su espalda, a plena luz del día, frente a un mar de gente, que salto al sentir el calor del apretón, y que solo ella se percató de tu acto rebelde y rockero. Esa mujer que recuerda esas cosas que la hicieron sentirse mujer, hermosa y deseada. El papel se quema con una chispa, las marcas en la piel duran para siempre, se hacen historia. Esta mujer es quién nos resguardará del olvido de la formalidad.
  3. Érato, la amable: La musa de la poesía amorosa, esa que eliminó la mordacidad y puso en cero el switch de la ironía, la que dice las cosas como son pero con dulzura, sin tratar de remecer la fibra íntima con violencia sino mas bien con música. La que cambia el vocablo "Wueón" por "Tontito" y se asegura una cara idem para el resto del día.
  4. Melpómene, la melodiosa: La musa de la tragedia, la mujer que llora, la que busca y hace florecer el hombro fuerte en el compañero que tiene en su costado: Esta es extremadamente importante, que hombre no quiere sentirse necesitado, solucionador de problemas, castillo inexpugnable, árbol de gruesas ramas. Esa es la que escucha entre sollozos la frase que todos queremos decirle a la mujer amada "Mi amor yo estoy aquí, todo va a estar bien". Y cerrando los ojos enjutos dormira abrazada a su príncipe azul.
  5. Euterpe, la muy placentera: Musa relacionada con tocar la flauta , sin comentarios.
  6. Thalía, la festiva: La musa de la comedia, esa mujer que ríe, que se toma las cosas a la ligera, que gusta de avergonzarte, pero no apabullarte. La que te sonroja cada vez que la miras hacer alguna locura ajena a su género. La que se comporta no como la señorita sino como le amigo íntimo. Se tira pedos, eructos, juega futbol, maneja mejor que tú y se ensucia mas de la cuenta, un poco desordenada, relajada y por consiguiente extremadamente deseable.
  7. Polimnia, la de muchos himnos: Se le atribuye el arte de la mímica. Esta nos miente. ¿Horroroso? para nada, que importante es que nuestra mujer mienta, no hay nada más utíl para mejorar las artes amatoria de un hombre que escuchar entre sábanas unos dulces: "Nunca nadie me hace sentir como tú", "Me haces cosas tan lindas", "Soy toda tuya". El maestro (Joaquín Sabina) posee una canción llamada "Mentiras piadosas", dedicada a una mujer, también es efectiva para nosotros.
  8. Uranía, la celestial: Es la musa de la astronomía, aquella que no solo acepta nuestros sueños, esos que hasta para nosotros son difíciles o imposibles de conseguir, sino que además los comparte. Napoleón solo pudo llegar a ser emperador con Josefina a su lado, ella fué su impulso y su apoyo, aunque después la despreció por una mujer de mas alcurnia, el petiso sin ella no era nada.
  9. Terpsícore, la que deleita con la danza: La musa de la poesía ligera, de preferencia ligera de ropas, la que nos vuelve locos, esa que calienta hasta una pata de pingüino en día de viento sur, la yegua (en el mejor sentido de la palabra), esa guarra indomable, insaciable, hembra hambrienta. La que quiere látigo y caricia, ojalá pechugoncita (esto es solo capricho personal) y generosa. Que sude, tirite, grite, muerda y razguñe.

Hecha la explicación, puedo decir que para este soltero que cree en la magía y las predicciones del oráculo, si alguna acepta la invitación, me tomo vacaciones de inmedianto e ingiero vitaminas sin descaro para completar la tarea impuesta.

Esto, claro esta, asumiendo que aún anda dando vueltas por ahí, la cuarta y fatídica mujer que falta por partirme el corazón.

Cuando por primera vez te ví (en una fonda)

Habiendo leído el "Manual del seductor" publicado en la revista Fibras y de autoría del notable Rafael Gumucio, muchachón de notable pluma y terrible berborréia. Apropiados de su sabiduría y envalentonados por un par de cervezas (dicen que con un poco de este elixir y mucha fé todo puede pasar) nos dirigimos, yo y otro aspirante a desayuno compartido, a la ya popular y no por eso más barata YEIN FONDA.


En el transcurso de la noche seguimos metódicamente y sin desesperar las más notables, nuevas y antiguas, formas de llevar a la cama a alguna guapa incauta que pasara por delante de nuestra líbido, para caer en el más real de las conclusiones, ellas siguen teniendo eso que se llama la mirada feromónica, que no es otra cosa que percibir a leguas de distancia ese olorcillo a algo que indescriptiblemente las atrae, pero que no quieren contarnos que es. Ese "que se yo" dictaba un comercial hace algunos años.

Así, el "Cuando por primera vez te ví" no es una facultad masculina, y como decía nuestro mentor dieciochero (Rafael) solo había que esperar aque ella fuera quién con un leve levantamiento de la comisura del labio, nos guiara a ese desayuno que tanto queríamos.

Cantamos fuerte con el Pollo Fuentes, deliramos con los Bunker y el plazo que nos había prometido Gumucio (él se lo había robado a un argentino narigón en Buzios) cayó exactamente a la hora prevista, esa hora de la cual nos habíamos reído a gritos, funciona. 4 AM es el momento en que caen las caretas y se asoman las miradas, esas que buscan como la primera vez. Ahora venía lo difícil, transformar esa mirada en un acto permanente, la regla era lo temerario, alguna idiotez tipo baile del aleteo copiado de Mick Jagger, esto de frente a la que miro impúdicamente, y por último esa sonrisilla infantil que a los treinta y algo nos sienta tan bien.

El primer paso estaba dado, solo faltaba aplicar el golpe final, hablar de las mas sabrosas cosas que le correspondían esa noche en la cama, así de frente y como adulto, riendo siempre después de cada atrocidad. Para después y sin dejar tiempo a una respuesta, invitarla a tomar desayuno describiendo jugos de frutas naturales, pastelillos del castaño, te de esencias y pan con palta, este desayuno suena apto hasta para la peor de las dietas.

Sin detalles, por que así me lo enseño mi educación campesina, me salto al desayuno después de dos porrazos exquisitos, que por supuesto solo fué una taza de leche con Chocolate y zucaritas, y la ví partir sin su teléfono en mi celular.

Triunfo absoluto pensaran ustedes, pues después de la experiencia debo decir que con esa canción a otro, Alvaro Henríquez tú y tu melosa estrofa estan equivocados, el "Cuando por primera vez te ví" no es garantía de amor.Ese tema sigue siendo facultad de ellas, son las que eligen y si uno esta dispuesto a dejarse querer todo bien, pero para salir a hacerse hombre y apuntar con el dedo con un rotundo "Esa es la que quiero" aún tenemos que esperar un poco más.

Dichosos los que buscamos más de un porrazo en la vida, pero que no despreciamos lo que la aventura nos depara.